* de Luis de Góngora
** de Niels Bohr
foto: Samuel Beckett contempla perro y gato, tomado de Entre Gulistán y Bostan

jueves, 20 de diciembre de 2012

Réquiem a la muerte de un niño-Rainer Maria RILKE



CUÁNTOS NOMBRES grabé en mi memoria,
que si perro que si vaca que si elefante
hace ya mucho y los distingo de muy lejos,
y también cebra...ah, ¿para qué?

El que ahora me lleva
sube como el nivel del agua
por encima de todo. ¿Esto es la paz,
saber que se ha sido, cuando uno no se
abría paso a través de objetos tiernos y duros
hacia el rostro comprensivo?

Y estas manos comenzadas...

Vosotros decíais a veces: promete...
Sí, prometía, pero lo que os prometia,
ahora ya no me asusta.
A veces, apoyado en la casa, pasaba el rato sentado
y contemplaba un pájaro.
¡Si hubiera podido transformarme en aquella mirada!

Me llevaba, me elevaba, mis cejas
se alzaban bien altas. A nadie amaba.
Pues amar daba miedo; entiendes, en tal caso
yo no era nosotros
y era mucho más alto que un hombre
y era
como si fuera yo mismo el peligro,
y en su interior
yo era la semilla.

Una semillita; se la envidio a las calles,
se la envidio al viento. Me deshago de ella.
Pues que hayamos estado todos juntos sentados,
nunca lo he creído. Palabra de honor.
Vosotros hablabais, reíais, pero cada uno de vosotros
ni estaba en el hablar ni estaba en la risa. No.
Como vosotros fluctuabais, no lo hacía
ni el azucarero ni el vaso lleno de vino.
La manzana reposaba. Qué bueno era a a veces
coger la manzana firme y madura,
la fuerte mesa, las plácidas tazas de desayuno,
tan buenas, ¡cómo clamaban el año!
Y también mi juguete a veces me quería.
Podía ser casi tan fiable como las demás cosas,
aunque menos tranqulo.
Estaba en un continuo despertar
como en el centro entre mi sombrero y yo.
Había un caballito de madera, había un gallo,
estaba la muñeca con una pierna sola;
hice mucho por ellos.
Achiqué el cielo, cuando lo miraban,
pues comprendí pronto qué solo
está un caballo de madera. Que puede construirse
con madera un caballo de cualquier tamaño.
Lo pintan, y después se tira de él,
y de verdad recibe los golpes del camino.
¿Por qué no era mentira cuando a aquello
se le llamaba "caballo"? Porque uno mismo se sentía
un poco caballo, iba teniendo crines, tendones,
cuatro patas...(para convertirse alguna vez
en un hombre?) ¿Pero no se era
al mismo tiempo un poco madera por amor a él
y se endurecía uno en secreto
y se ponía una cara reducida?

Ahora casi creo que nos hemos equivocado siempre.
Al mirar al aroyo, cuántas veces he murmurado;
si murmuraba el arroyo, yo me lanzaba a él.
Donde veía algo que sonaba, sonaba yo mismo,
y donde sonaba, era por causa mía.

Así me fui inmiscuyendo en todo.

Y sin embargo todo sin mí estaba contento
y se ponía triste si me metía yo.

Ahora de pronto he sido separado.
¿Empieza
un nuevo aprendizaje, un nuevo preguntar?
¿O debo decir ahora
cómo es todo ante vosotros? Eso me asusta.
¿La casa? Nunca la he comprendido muy bien.
¿Los cuartos?Ah, había tantas cosas.
...Dime, madre, ¿quién era realmente
el perro?
E incluso que encontráramos bayas en el bosque
me pareece ahora un hallazgo prodigioso.
... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ..
Allí tendrá que haber niños muertos
que vendrán a jugar conmigo. Siempre hay
algunos que mueren. Estuvieron primero en su cuarto acostados,
como yo estuve, y no se curaron.

Curarse... Qué raro suena aquí. ¿Tiene aún sentido?
Allá donde yo estoy,
no hay, creo, nadie enfermo.
Desde que me dolía la garganta, hace ya mucho tiempo.

Aquí somos todos como una bebida fresca.

Aún no he visto a los que nos beben
... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...
Rainer Maria RILKE-Réquiem a la muerte de un niño-1908
Trad. Jesús Munárriz- edit. Hiperion, 2008

Requiem auf den Tod eines Knaben

Was hab ich mir für Namen eingeprägt
und Hund und Kuh und Elephant
nun schon so lang und ganz von weit erkannt,
und dann das Zebra -, ach, wozu?
Der mich jetzt trägt,
steigt wie ein Wasserstand
über das Alles. Ist das Ruh,
zu wissen, daß man war, wenn man sich nicht
durch zärtliche und harte Gegenstände
durchdrängte ins begreifende Gesicht?

Und diese angefangnen Hände -

Ihr sagtet manchmal: er verspricht...
Ja,  ich versprach, doch was ich Euch versprach,
das macht mir jetzt nicht bange.
Zuweilen, dicht am Hause, saß ich lange
und schaute einem Vogel nach.
Hätt ich das werden dürfen, dieses Schaun!
Das trug, das hob mich, meine Augenbraun
waren ganz oben. Keinen hatt ich lieb.
Liebhaben war doch Angst -, begreifst du, dann
war ich nicht wir
und war viel größer als ein Mann
und war
als wär ich selber die Gefahr,
und drin in ihr
war ich der Kern.

Ein kleiner Kern; ich gönne ihn den Straßen,
ich gönne ihn dem Wind. Ich geb ihn fort.
Denn daß wir alle so beisammen saßen,
das hab ich nie geglaubt. Mein Ehrenwort.
Ihr spracht, ihr lachtet, dennoch war ein jeder
im Sprechen nicht und nicht im Lachen. Nein.
So wie ihr alle schwanktet, schwankte weder
die Zuckerdose, noch das Glas voll Wein.
Der Apfel lag. Wie gut das manchmal war,
den festen vollen Apfel anzufassen,
den starken Tisch, die stillen Frühstückstassen,
die guten, wie beruhigten sie das Jahr.
Und auch mein Spielzeug war mir manchmal gut.
Es konnte beinah wie die andern Sachen
verläßlich sein; nur nicht so ausgeruht.
So stand es in beständigem Erwachen
wie mitten zwischen mir und meinem Hut.
Da war ein Pferd aus Holz, da war ein Hahn,
da war die Puppe mit nur einem Bein;
ich habe viel für sie getan.
Den Himmel klein gemacht, wenn sie ihn sahn, -
denn das begriff ich frühe: wie allein
ein Holzpferd ist. Daß man das machen kann:
ein Pferd aus Holz in irgend einer Größe.
Es wird bemalt, und später zieht man dran,
und es bekommt vom echten Weg die Stöße.
Warum war das nicht Lüge, wenn man dies
"Pferd" nannte? Weil man selbst ein wenig
als Pferd sich fühlte, mähnig, sehnig,
vierbeinig wurde - (um einmal ein Mann
zu werden?) Aber war man nicht
ein wenig Holz zugleich um seinetwillen
und wurde hart im Stillen
und machte ein vermindertes Gesicht?

Jetzt mein ich fast, wir haben stets getauscht.
Sah ich den Bach, wie hab ich da gerauscht,
rauschte der Bach, so bin ich hingesprungen.
Wo ich ein Klingen sah, hab ich geklungen,
und wo es klang, war ich davon der Grund.

So hab ich mich dem Allen aufgedrängt.
Und war doch Alles ohne mich zufrieden
und wurde trauriger, mit mir behängt.

Nun bin ich plötzlich ab-geschieden.

Fängt
ein neues Lernen an, ein neues Fragen?
Oder soll ich jetzt sagen,
wie alles bei euch ist? - Da ängst ich mich.
Das Haus? Ich hab es nie so recht verstanden.
Die Stuben? Ach da war so viel vorhanden.
.....Du Mutter, wer war eigentlich
der Hund?
Und selbst, daß wir im Walde Beeren fanden,
erscheint mir jetzt ein wunderlicher Fund
..............................................................

Da müssen ja doch tote Kinder sein,
die mit mir spielen kommen. Sind doch immer
welche gestorben. Lagen erst im Zimmer,
so wie ich lag, und wurden nicht gesund.

Gesund... Wie das hier klingt. Hat das noch Sinn?
Dort, wo ich bin,
ist, glaub ich, niemand krank.
Seit meinem Halsweh, das ist schon so lang -

Hier ist ein jeder wie ein frischer Trank.

Noch hab ich, die uns trinken, nicht gesehen

.....................................................................

 München, 13. November 1915